Una de las partes más importantes de nuestro vehículo preferido es el sistema de transmisión. En él se encuentran las marchas, los cambios o las velocidades, y son las que se encargan de facilitar un pedaleo óptimo sobre los distintos niveles del terreno. Ahora bien, exactamente qué es la transmisión de la bicicleta. ¿Cuáles son sus diferentes partes? En este artículo te explicamos todo lo que debes saber sobre este sistema mecánico. ¡Vamos a ello!
El sistema de transmisión de una bicicleta es un conjunto de componentes que tienen como fin transmitir la energía que genera el ciclista al pedalear para hacer que esta se desplace. Esta es esencial para que la energía que se genera por el ciclista se convierta en movimiento y, por lo tanto, el vehículo avance. Elegir adecuadamente un modelo de bicicleta específico o los componentes de la transmisión, como la relación de los platos y piñones o el tipo de cambio de marchas, influye de manera directa en la facilidad con la que se pedalea en los diferentes terrenos y velocidades.
Al hablar de trasmisión, bicicleta y cómo funciona hay que entender cuáles son las diferentes partes que podemos encontrar en el sistema, como se conectan entre sí y para qué sirven. Lo vemos con más detalle:
La transmisión de una bicicleta con más de una velocidad funciona mediante un pedalier (de uno, dos o tres platos) que es accionado por un desviador delantero (si la bicicleta cuenta con dos o tres platos) y el cassette trasero (de 7 hasta 12 piñones). Este último, a su vez, es accionado por un cambio trasero compatible con el número de velocidades (o piñones). Con todo este sistema de transmisión de una bicicleta los platos y piñones se mueven de forma sincronizada gracias a la cadena de transmisión, que es accionada por el ciclista a través de los pedales.
Otra cosa que debes tener en cuenta es que podemos encontrar varios tipos de transmisión en una bicicleta, en función de las piezas que lo componen. Esto, como es de esperar, afecta al rendimiento a la hora de pedalear. Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta es el peso de los componentes. Es decir, de la cadena, del cassette, de las bielas, del desviador… Esto determina, en gran medida, la eficiencia. Así mismo, lo más habitual es que la transmisión de bicicletas sea con cadenas, aunque en algunos casos podemos encontrarnos con el eje cardán. Este es empleado, generalmente, en bicicletas eléctricas y se utiliza para transmitir la potencia de los pedales a la rueda trasera sin necesidad de correa. Así mismo, en lugar de contar con un plato —como describíamos más arriba—, cuentan con una gran corona biselada.
Por lo general, en lo que debes fijarte siempre es en el estado de la cadena. Esto, además, es algo que debes hacer de manera periódica para mantener la bicicleta. Además, tener la cadena en buen estado evitará que pierdas varios mientras estás pedaleando. Por lo general, la cadena debe cambiarse cada 10.000 kilómetros, como máximo. Ahora bien, ten en cuenta que esta puede desgastarse en función del material de la misma —si es de acero al carbono o aleado—, pero también en función de las velocidades para la que está pensada —si es de 12 velocidades, al ser más estrecha, se desgastará antes que la de 8— y de los materiales del conjunto del sistema de transmisión de la bicicleta. Es decir, del cassette y del plato sobre el cual se desliza, que pueden ser de aluminio (un metal blando y, por lo tanto, que genera menos desgaste) o de acero, que es más duro.
Para asegurarte de que tu cadena dura el mayor tiempo posible —y por lo tanto, la transmisión— es conveniente que lleves a cabo una correcta limpieza de la misma. Por otro lado, es fundamental que esté lubricada. También puedes usar una herramienta especial que puede ayudarte a medir el desgaste de la cadena. Esta mide la cantidad de milímetros que se ha estirado. Si la llave indica 0, entonces la cadena está nueva, mientras que si llega a 0.5, entonces será momento de plantearse cambiarla.