¿Cuándo se inventó la primera bicicleta y cómo era?

Las bicicletas forman parte de nuestro día a día. Lejos de desaparecer con el tiempo y con la aparición de nuevas tecnologías, ahora se encuentran más presentes que nunca. En las ciudades se empiezan a crear carriles especiales para su tránsito y se han convertido en la alternativa perfecta a los vehículos de motor para trasladarse sin contaminar el entorno mientras nos mantenemos en forma.

Sin embargo, este es uno de los vehículos más antiguos que existen y los modelos actuales nada tienen que ver con las primeras bicis que se crearon. Pero, ¿sabes cuándo se inventó la primera bicicleta?, ¿conoces la historia de este transporte cotidiano? En este artículo, lo aprenderás todo sobre su origen.

La primera bicicleta de la historia

La historia nos muestra que las primeras bicicletas ya existían antes del año 1800. Sin embargo, el primer vehículo estandarizado y considerado como tal fue el inventado por el alemán Barón Karl von Drais en 1817. Fue una creación patentada al año siguiente y la primera hasta el momento en el que pasó a considerarse como un medio de transporte individual y compuesto por dos ruedas. La fantástica idea tuvo una gran acogida y no tardó en propagarse por el resto de Europa. Fue entonces cuando otros profesionales interesados hicieron sus propuestas para mejorarla, siendo la más notable la del londinense Denis Johnson. Este último creó un vehículo elaborado con madera incorporando una rueda delantera que tenía la capacidad de cambiar de orientación. Lo cierto es que estas versiones eran prácticamente juguetes para niños que no podían emplearse para una movilidad muy extensa, ¿por qué? Porque no disponían todavía de pedales. Esto significa que había que impulsarse con los pies y, francamente, no se llegaría muy lejos con ellas o, al menos, de una forma demasiado fiable y segura.

Caída y auge de la bicicleta

En los años posteriores esta bicicleta primaria, conocida entonces como velocípedo, se puso muy de moda en todo el continente. Sin embargo, como era tan precario, lo que hizo fue generar una gran cantidad de accidentes en las calles e incluso interferir en el tráfico, por lo que llegó a ser prohibida y perder toda esa popularidad que había ganado tan rápido. La idea no cayó en saco roto, pues entre los años 1820 y 1850 cantidad de inventores se pusieron manos a la obra para experimentar con este aparato. Fue cuando se crearon las primeras versiones de tres y cuatro ruedas, pero también surgieron modelos prémium que cambiarían el curso de las cosas: las versiones con penales y manivelas. Lo más curioso es que estos fueron incorporados antes que las cadenas, por lo que tenían que estar pegados al cubo motriz.

La bicicleta casi como hoy la conocemos

En el año 1860 fue cuando se marcó la verdadera diferencia y salió a la luz un vehículo de éxito comercial sin precedentes. Pierre Michaux ideó una bicicleta con manivelas giratorias en la parte delantera para permitir el giro y, por supuesto, también con pedales. Esto permitía la conducción casi como la conocemos, moviendo el vehículo hacia adelante y mediante el pedaleo. Eso sí, en aquella época todavía algunos cabos por atar. Las estructuras ya no eran de madera, pero sí de metales muy rígidos y pesados, algo que las había bastante incómodas. No tenían las comodidades a las que estamos acostumbrados ahora, con maravillosos sillines y una ligereza perfecta para pasear con ellas. Por ese motivo, lo más vendido fueron las versiones de tres o cuatro ruedas. De hecho, este auge fue lo que motivó a los expertos a investigar sobre otros nuevos vehículos más grandes.

La mejora gracias al estilo victoriano

¿Recuerdas la imagen de esas bicicletas antiguas con una rueda delantera en proporciones gigantescas? Esto ocurrió a partir del año 1880 y fue una modificación pensada para mejorar la comodidad de los conductores. Junto a esta idea, surgieron otros avances que se orientaban en la misma dirección y pretendían mejorar el manejo de estos nuevos vehículos. De hecho, se impulsó el refuerzo de las ruedas con radios y otros accesorios, además, se consiguió que el peso fuera menor para un movimiento más ligero. Este modelo de rueda enorme solo estuvo de moda un tiempo porque los avances eran muy rápidos, sin embargo, se quedó como todo un icono de la época victoriana tardía en el imaginario colectivo.

La llegada de los coches

Entre 1920 y 1950 se produjo la gran fiebre de los coches, pues eran una novedad sin precedentes que agregaba comodidad y permitía desplazamientos a otro nivel. Como es normal, la mayoría de la sociedad se volcó en exprimir al máximo este nuevo invento y dejó las bicicletas a un lado. Aunque dejaron de ser tan populares, no llegaron a desaparecer del todo. Estos sistemas de transporte se seguían comprando fundamentalmente para niños, ya que se divertían con ello y no estaban cualificados para manejar los automóviles. Al final de esta época, ya terminando los años 50, las cosas se equilibraron y las bicicletas volvieron a llamar la atención de la gente. En realidad, fue algo impulsado por China que comenzó a crear fábricas para hacer bicis en serie y venderlas por todas partes. En ese momento, el país estrenaba su república y cantidad de personas decidían desplazarse al trabajo en este cómodo invento: unos auténticos pioneros de las costumbres actuales.

Las carreras de bicis y su normalización

Llegados a este punto, las bicicletas ya se comercializaban en todo el mundo y convivían con el uso de los coches. Surgió también la primera carrera de bicicletas oficial con motivo del cambio de siglo, algo que tuvo lugar en Francia. Sin embargo, fue un intento frustrado, pues no se pudo llegar a continuar con esta tradición a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. Finalmente, la carrera tuvo su lugar tras diferentes cancelaciones y variedad de cambios en su recorrido. Es una costumbre que se mantiene hasta hoy y que se extiende a varios países del mundo, pues ya es un deporte en toda regla. El resto, más o menos, ya se sabe. Entre los años 60 y 90 las bicicletas estuvieron muy de moda y evolucionaron a pasos agigantados. A partir de entonces, también surgieron nuevos modelos que ahora son muy familiares para nosotros, como las bicicletas de montaña o, en última instancia, la versión eléctrica.